Si os asomáis por la puerta de la clase de 2 años, Pollets
¿Imagináis que podréis encontrar?

No encontraréis muchos muebles ocupando el espacio porque dicho espacio necesita ser ocupado por el cuerpo y el movimiento que gobierna esta etapa.

En esos pocos muebles encontraréis materiales que se cambian y desinfectan a diario y que están a su libre disposición en cualquier momento del día: construcciones de diferentes tipos, muñecos y bebés, puzzles, materiales sensoriales, algún elemento de disfraz, coches, animales… y una larga lista de juegos y materiales.

Un lugar de encuentro,

una alfombra desde la que escuchar el comienzo de sus primeras conversaciones en grupo y disfrutar de canciones, cuentos y poesías. También encontraréis una zona de mesas que se emplean para las propuestas plásticas y para la comida y merienda, aunque a veces también se convierten en elementos que desafían esa necesidad de alcanzar metas espaciales, conquistar logros y destrezas.

Encontraréis seres humanos abandonando para siempre ese momento de bebé, personas que quieren conquistar autonomía a muchos niveles por eso escucharéis «yo sola», y escucharéis quejas y conflictos porque la vida en grupo genera muchos pero desde el principio aprendemos a solucionarlos. Si observáis de cerca veréis una vida que late en conjunto, que se organiza y regula con naturalidad, con orden, con flexibilidad y respeto.