Aire Libre
Una escuela en la que se puede
aprender, sentir y pensar

En la Escuela infantil Aire Libre de Alicante tenemos unos maestros muy especiales: nuestros propios alumnos. Ellos nos han ido enseñando a lo largo de los años que para ser un buen maestro no basta con estudiar, formarse y poner en práctica las teorías en las que se basan los proyectos educativos, sino que hace falta algo bastante más importante: entrar en relación con los niños y sus familias desde un acompañamiento afectivo, respetuoso y amable, que nos lleve a escuchar, observar y reflexionar sobre lo que ocurre cada día en nuestras aulas.

A partir de esta escucha,

los niños nos han ido mostrando lo que necesitan y lo que prefieren.

Observando

sus juegos hemos aprendido a respetar y dar tiempo al juego libre.

 

 

Escuchando

sus conversaciones, hemos aprendido a dar paso a sus palabras.

 

 

Viéndoles

entrar en relación, hemos aprendido a trabajar en grupo en el aula.

 

Mirándolos

moverse y adorar su cuerpo, hemos aprendido a ofrecer un lugar privilegiado a todos los momentos que lo incluyen en la escuela.

Contemplando

sus tanteos hacia el conocerse y el quererse, (o no quererse), hemos aprendido a dar paso al mundo sentimental que aflora en las primeras edades.

Una escuela con capacidad de cambio

En nuestra manera de trabajar damos atención preferente a: la consideración del niño como persona diferente y del grupo como entidad colectiva, a las relaciones, a la inclusión del mundo afectivo de todos los implicados (niños, maestros, familias), al juego, a la escucha, a la exploración, a la creatividad, a los lenguajes expresivos (poesía, cuento, teatro, el lenguaje no-verbal, el corporal, el lenguaje plástico, etc.), al movimiento, a la investigación en grupo, a la autonomía…Además, claro, de las bromas, las risas, las músicas, las noticias y la vida cotidiana.

La nuestra es una escuela con capacidad de cambio, con deseo de novedades, con las persianas abiertas siempre a las noticias que traen los niños, a los comentarios que traen los padres, a las nanas que traen los abuelos, a las ideas renovadoras y útiles vengan de donde vengan. De ahí que el ambiente de esta escuela esté siempre lleno de ganas de curiosearlo todo, del placer de la búsqueda, del juego y del trabajo compartido con otros.

La escuela va siendo para ellos

y para nosotras un lugar de

encuentro placentero, vivo y amable.

Tenemos previstos

los objetivos, las programaciones, las metodologías innovadoras, el basamento teórico,…

Pero admitimos a nuestras filas también

la flexibilidad, el ruido, el miedo, la curiosidad, la dudas, el error, el juego, el movimiento, el cuerpo, los afectos,…

Y tratamos de respetar al máximo los gustos y maneras de cada cual, dando paso:
  • a la autonomía para: actuar, elegir, pensar…
  • a las diferencias individuales
  • a la riqueza de la vivencia grupal
  • a la sana y creativa divergencia
De tal modo que los niños van siendo:
  • curiosos, despiertos, preguntones,
  • activos, investigadores,
  • críticos, autónomos, decididos,
  • audaces, abiertos, creativos,…